¿Qué es el Rooibos? y ¿de dónde se obtiene?

 El té de rooibos no es un té rojo, aunque por su aspecto pueda parecerlo. Nada tiene que ver con los tés, pertenece a otra familia, la de las leguminosas, como la alfalfa o la retama. 

Su sabor puede recordar ligeramente al té verdadero, por ese punto amargo que impregna, pero en su caso es más amaderado y afrutado, y hay quien lo define incluso como achocolatado. 

Lo cierto es que se ha puesto de moda y se ha convertido en una alternativa válida al té y al café para saborearlo a media tarde o tras las comidas.

Rooibos significa en afrikaans arbusto rojo. Un arbusto, sin embargo, que ya era bien conocido por las poblaciones africanas nativas de la zona. 

Los Khoissan ya lo venían utilizando desde tiempos antiguos como una poderosa planta medicinal, en aplicaciones externas como heridas, llagas y quemaduras, pero también en infecciones respiratorias.

Fue descubierto para el mundo occidental, ya entrado el siglo XVIII, por el botánico Carl Humberg, y consumida como bebida digestiva, pero sería el colono de origen ruso Benjamín Ginsberg, quien a principios del siglo XX se dio cuenta de las amplias potencialidades terapéuticas de este arbusto, y abrió la puerta a su exportación al mercado europeo. 

Antes de la Primera Guerra Mundial, y a causa de la carestía en las provisiones de té procedentes de Asia, el rooibos pasó a ser una alternativa muy bien valorada, aunque poco expandida. Pero ha sido ahora, a principios del siglo XXI, cuando el rooibos ha irrumpido con fuerza en el mercado mundial.

¿Cómo es el rooibos?

El rooibos Asphalatus linearis es un arbusto parecido a nuestra retama, de hasta dos metros de alto, con las ramas jóvenes algo elásticas, de tono verde claro, hojas de forma linear-lanceolada, flores amarillas, típica de papilionácea –como la del guisante–, que aparecen en la primavera austral, y frutos en legumbre alargada.

El proceso de fermentación del rooibos es el que le confiere ese sabor afrutado. Crece de forma natural en un área entre la península del Cabo y Betty’s Bay, en la costa meridional de Sudáfrica, caracterizada por inviernos húmedos y veranos muy tórridos. 

Dado la creciente demanda de esta planta, y ante el peligro que suponía además el sobre pastoreo en su zona, se han establecido cultivos en la región y se ha dado protección a los ejemplares nativos. 

Sudáfrica exporta rooibos hasta a 145 países de todo el mundo, siendo su principal exportador, pero ya se encuentran rooibos cuya procedencia es la India.

El rooibos se cosecha entre los meses de enero y marzo, eligiendo ejemplares de más de 18-24 meses de edad, aunque la edad óptima son los tres años. Se cosechan las ramas jóvenes con sus hojas, que son troceadas y puestas a secar. 

Posteriormente, se dejan a fermentar un par de días, igual que se hace con las hojas del té, de manera que esas ramas, que son de color verdoso de forma natural, adquieren su tono rojizo característico. 

Es gracias a este proceso de fermentación que el rooibos obtiene ese sabor entre afrutado y achocolatado tan característico.

El rooibos es muy rico en hierro. Ideal para la anemia. 

La anemia es una afección en la cual el organismo no tiene suficientes glóbulos rojos, responsables de llevar oxígeno a los tejidos del cuerpo. El hierro es una parte importante de ellos, sin hierro, la sangre no puede transportar el oxígeno eficazmente.

La anemia ferropénica o anemia por deficiencia de hierro, es la forma más común de anemia.

Varios factores pueden reducir nuestras reservas de hierro: una dieta desequilibrada, con un consumo insuficiente de alimentos ricos en hierro, una mala absorción de hierro, un sangrado (periodos menstruales abundantes, ulceras de estómago o intestino …) El médico siempre nos ayudará a determinar exactamente las causas de la anemia a través de un análisis de sangre.

Para incrementar nuestras reservas de hierro, es muy importante seguir una dieta variada e incluir en ella alimentos ricos en hierro, de origen animal y vegetal. Aquí también entran las infusiones de plantas ricas en hierro como puede ser el rooibos, gracias a su alto contenido en hierro y vitamina C que facilita su absorción. 

Es quizás una de las propiedades del rooibos menos conocidas pero que cabe destacar: una taza de infusión de rooibos (3 gramos) contiene 0.07 mg de hierro, por lo que 3 tazas equivalen a un tercio del hierro que nuestro organismo necesita.

Pero el rooibos aporta aún más. ¿Recuerdas que dijimos que el rooibos, llamado a veces te rooibos, no es un té? Al no ser té, el rooibos no tiene teína. Vas a pensar, con razón, que ¡es una evidencia! Lo es, pero es un punto que queremos destacar, porque para aquellas personas que padecen anemia, es un dato muy importante.

¿Por qué es tan relevante? Porque varios estudios científicos han relacionado directamente la cafeína con una menor absorción de hierro, un dato no muy difundido pero que las personas con deficiencia en hierro deberían de conocer.

Al cabo de unas amplias investigaciones, se ha observado que beber una taza de café junto con una hamburguesa reducía la absorción de hierro alrededor de un 30%. 

También se ha evidenciado que la toma de un café instantáneo junto con pan reducía la absorción de hierro en un 60-90%. Se ha observado además que cuanto más fuerte el café, menor absorción de hierro.

Se ha comprobado que el efecto de la cafeína en la absorción de hierro depende de cuándo se ingiere la cafeína. Si la ingesta está lejos de la hora de la comida, por ejemplo, un par de horas antes o después de comer, no perjudicará la captación de hierro.

Puedes por ejemplo acompañar tu desayuno de un rooibos y, si sueles acabar una comida con un café, sustituirlo por el rooibos. Toma tu té o café entre desayuno y comida, o entre comida y cena, es decir lejos de una comida que lleve alimentos ricos en hierro, para no interferir con su absorción.

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